El país y el mundo están viviendo una crisis inédita y dando la pelea para reducir los contagios y las muertes provocadas por el Covid-19. En ese marco ha sido esencial la medida del Aislamiento Preventivo y Obligatorio para lo que lxs especialistas llaman “el aplanamiento de la curva” de contagios y así evitar muertes masivas por colapso del sistema sanitario. En el medio de una pandemia, la principal emergencia es la sanitaria, especialmente en un sistema de salud desmantelado por el macrismo.
Sin embargo, esta medida, que ha sido clave y positiva para el combate contra el virus, ha significado un aumento de la violencia hacia las mujeres (especialmente en el ámbito familiar y conyugal), un aumento de las denuncias (de al menos un 30% según el Ministerio de las Mujeres y la Diversidad de la Nación) y una imposibilidad de que funcionen adecuadamente los dispositivos estatales para abordar la problemática (que ya eran insuficientes antes de la pandemia).
Los femicidios no son una novedad de esta coyuntura en nuestro país. Sin embargo, preocupa especialmente que los hogares siguen siendo los lugares más inseguros para las mujeres si no hay medidas del Estado para proteger nuestras vidas y nuestra integridad física. Más del 70% de los femicidios se produce en las viviendas de las víctimas (muchas de ellas compartidas con sus femicidas). Esto nos llama a señalar que, efectivamente, la violencia machista no tiene que ver con “dónde estaba ni cómo vestía”, con femicidas que incluso violaron la cuarentena para violentar mujeres.
En el marco de esta crisis inédita, entendemos que es más necesaria que nunca la declaración de la Emergencia en Violencia contra las Mujeres (tanto a nivel nacional como en las provincias de Río Negro y Neuquén) para que se destinen fondos presupuestarios adecuados para medidas urgentes. El aumento de las denuncias en el marco del aislamiento requiere fortalecer los equipos de abordaje de los casos, el seguimiento de esas denuncias, la asistencia económica a víctimas en situación de mayor vulnerabilidad social, la exclusión del hogar con mecanismos de control al violento, la instalación de casas refugios para víctimas que corren riesgo de vida y el desarrollo de programas de promotoras para la prevención territorial de la violencia.
Las 35 mujeres asesinadas durante el aislamiento son 35 muertes evitables. La violencia sexista no cesa y son necesarios planes serios y recursos económicos para enfrentar este flagelo.
Basta de violencia hacia las mujeres.
DECLARACIÓN DE EMERGENCIA ¡YA! EN VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
#EnPandemiaNosSiguenMatando
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