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«La virtualidad como herramienta del aprendizaje o excusa privatizadora» – Escribe Luis Manuel Tiscornia en Revista La Marea-

Compartimos extractos de la nota escrita por nuestro secretario general Luis Tiscornia, en la revista cultural y de investigación La Marea –


«La virtualidad como herramienta del aprendizaje o excusa privatizadora»

«El tema del retorno a las clases presenciales en los niveles primario, secundario y terciario se instaló como tema de debate nacional.

Hipócritamente, desde el macrismo y los sectores económicos más concentrados o la derecha en términos políticos generales, se embanderan con “la vuelta a clases” como eje político. Desde el inicio de la pandemia, coherente con su política de priorizar la economía por encima de la salud y combatir en toda su línea las medidas sanitarias, en sintonía con los Trump y Bolsonaro.
Pretenden montarse en una necesidad popular, que es que las escuelas estén abiertas, polarizando falsamente entre volver o no volver a clases.
El tema de fondo es cómo y cuándo volver a la presencialidad y qué es lo que hay que hacer para concretarlo. Las condiciones son que no afecte a la lucha general contra la pandemia que todavía se está transitando, y no agrave los riesgos sobre docentes, no docentes y estudiantes.
(…)
La frase “la virtualidad llego para quedarse” empezó a resonar desde el inicio del cierre de las universidades por la cuarentena en marzo del 2020. Comienzan a teorizarse modelos nuevos de enseñanza postpandemia con denominaciones del tipo “presencialidad mediada por el uso de plataformas”. Se llegó a decir que la enseñanza virtual democratiza la enseñanza al permitir que los estudiantes de bajos recursos tengan más acceso a la misma al ahorrarse gastos de traslado y alojamiento al estudiar desde su casa.
El cierre de las universidades por la cuarentena, medida sanitaria necesaria e imprescindible, implicó que los docentes fuimos empujados abruptamente a desarrollar una modalidad de enseñanza para la cual no estábamos capacitados. Las acciones de capacitación fueron claramente insuficientes y lógicamente sobre la marcha.
Se mantuvieron las clases durante todo el año 2020 a partir del esfuerzo de los y las docentes que trabajaron desde sus hogares, corriendo con los gastos de conexión a internet y con sus propios medios tecnológicos y en muchos casos con situaciones de sobretrabajo importantes. No es solo educación a distancia, sino también teletrabajo.
Esto no fue reconocido suficientemente desde el gobierno. De hecho la docencia universitaria sufrió en el año 2020 un deterioro salarial frente a la inflación de alrededor del 20 %.
La modalidad de enseñanza virtual si bien permitió mantener en lo esencial el ciclo académico, implicó la afectación de derechos laborales de la docencia con el sobretrabajo, sin el reconocimiento de gastos extraordinarios por el trabajo remoto y el deterioro salarial.
(…)
La educación superior es un gran negocio y un mercado muy importante a nivel mundial. El crecimiento de las universidades privadas, el arancelamiento de los estudios de grado incluso en las universidades estatales de muchos países, implica un movimiento de capitales muy relevante.
A su vez el tipo de formación de los futuros profesionales es un tema de gran disputa. Las clases dominantes se garantizan la formación de profesionales a su medida, técnica e ideológicamente, en las universidades privadas y permanentemente influencian para imponer políticas educativas para lograrlo en el sistema educativo estatal.
La generalización de las modalidades virtuales permitiría la deslocalización de la enseñanza tanto desde el lado estudiantil como desde los docentes dándole un golpe fuerte a la territorialización de las universidades.
(…)
La vuelta a la presencialidad plena en las universidades es inviable hoy. Por lo menos hasta que esté la vacunación general de docentes y no docentes y las condiciones sanitarias generales del país o de las regiones mejore.
Sin embargo la decisión de continuar los cursados en forma virtual y limitar las actividades presenciales casi a un mínimo puede ser también, en algunas autoridades universitarias, continuar con la comodidad de lo virtual que permite un gran ahorro de recursos y apostar a mantener la virtualidad como proyecto vertebrador de la enseñanza coincidiendo con las presiones y tendencias a la mercantilización de la educación superior.»

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