El Tribunal Oral Federal n° 5 integrado por los jueces Daniel Obligado, Ricardo Farías y Germán Castelli juzgó a 18 represores acusados de secuestro, tortura, homicidio y crímenes de lesa humanidad contra 86 víctimas. Entre ellas: las monjas francesas, Rodolfo Walsh, Azucena Villaflor, Mary Bianco y Ester de Careaga, fundadoras de Madres de Plaza de Mayo.
El juicio duró 22 meses, testimoniaron 250 testigos y forma parte de uno de los tramos en los que se dividió la megacausa de la Escuela de Mecánica de la Armada.
Desde la tarde diversas organizaciones de derechos humanos, sociales, sindicales y estudiantiles se ubicaron en la calle Comodoro Py, frente al tribunal donde se instaló un palco con pantalla y sonido para seguir la lectura del veridicto.
Cada condena fue festejada como se puede festejar un deseo cumplido que arrastra treinta y pico años de espera.
El fallo condenó a Alfredo Astiz, Jorge “Tigre” Acosta, Ricardo Cavallo, Antonio Pernías, José Montes, Raúl Scheller, Jorge Rádice, Adolfo Donda, Alberto González, Néstor Savio, Julio César Coronel y Ernesto Weber a cadena perpetua.
Manuel García Tallada y Juan Carlos Fotea recibieron 25 años de prisión.
Carlos Capdevilla deberá cumplir 20 años de prisión y Juan Antonio Azic 18 años.
Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco fueron absueltos aunque no recuperarán la libertad por estar imputados en otras causas por delitos de lesa humanidad.
Son solo los 18 principales integrantes del grupo de tareas 3.3.2 y fueron juzgados solo por una parte de los delitos cometidos contra las 4.500 personas que, se calcula, pasaron por el mayor centro de detención que hubo en nuestro país.
Queda todavía el segundo tramo de la Megacausa con 70 procesados por cerca de 800 desapariciones forzadas. Luego será el turno de otras ocho causas que juzgan el despojo sistemático de bienes a los prisioneros, los “vuelos de la muerte”, el asesinato de Dagmar Hagelin y el funcionamiento de la “maternidad” en la misma escuela del horror.
Para aquellos que alguna vez cantaron sus reclamos de que en este país haya memoria, verdad y justicia, castigo a los culpables, ni olvido ni perdón, el de ayer fue un día inolvidable.
Un día que se hizo esperar pero llegó. Un día que carga para siempre de dignidad a la historia de lucha de un pueblo.
– Nota extraída de agenciacta.org.ar-
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