Una joven de 23 años fue víctima de abusos sexuales por parte de la expareja de su madre desde los 8 a los 16 años. Logró hacer la denuncia a los 21. El caso llegó a juicio y el imputado, docente en la Universidad Nacional del Comahue y en la Universidad de Flores, fue encontrado culpable en un fallo unánime. Los jueces valoraron el testimonio de la mujer como «preciso, claro y concordante».

El tribunal integrado por Marcelo Muñoz, Mara Suste y Martín Marcovesky declaró responsable a Aldo Sosa por los delitos de «abuso sexual gravemente ultrajante -un hecho- y abuso sexual con acceso carnal -dos hechos-, agravados por haber sido cometidos contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia». Resta ahora definir la audiencia para la imposición de la pena, que por la calificación, será de cumplimiento efectivo. Los hechos acreditados fueron perpetrados entre 2004 y 2005 en Neuquén.

La víctima se fue de Neuquén para «dejar todo atrás», dice la sentencia, pero en su nuevo lugar «se paralizó y se dio cuenta de que no había superado el tema, regresó a Neuquén y radicó la denuncia». Para el tribunal la joven «describió, pese a su limitación por la angustia, el llanto y vergüenza que le provocó su deposición en esta audiencia, la agresión sexual padecida que comenzó cuando ella tenía alrededor de 8 años y que se profundizaron a los 13, describiendo tres hechos puntuales».

La fiscal Soledad Rangone aseguró en su alegato que los testigos fueron coincidentes en reforzar el relato de la joven. Se refirió a que en las pericias practicadas por la psicóloga forense no surgió trastorno alguno que posibilitara una fabulación y que la especialista remarcó «la tendencia de la víctima a manifestar síntomas físicos frente a lo emocional». Por eso, desde los 13 años, la chica comenzó a sufrir desmayos, que «se dan en la mayoría de los casos de abuso».

El abogado defensor Gustavo Barroso cuestionó la veracidad del testimonio de la joven, pero sobre ese punto el tribunal sostuvo su «consistencia y congruencia», descartando que hubiese «una repetición mecánica a modo de libreto».

Apenas se conoció la investigación judicial contra Sosa, el grupo feminista «La Revuelta» hizo un escrache en la Facultad de Economía de la UNC. Entonces Sosa tomó licencia, pero este año volvió a dar clases y estaría próximo a jubilarse.

Agencia Neuquén